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  • Francisco Antonio Cano
  • Estudio para el Cristo del Perdón,1910
  • Óleo /Tela
  • 56 x 33 cm
  • icono bandera Colombia

Reseña

La obra de Francisco Antonio Cano, en retratos, bodegones y paisajes, parece basarse en su relación ambivalente con las tradiciones académicas. Por una parte, afirma siempre la necesidad de la academia que admira y respeta pero, al mismo tiempo, rompe constantemente sus normas y se lanza a aventuras pictóricas que a veces van más allá del posimpresionismo y parecen asomarse a la abstracción. Un espacio privilegiado para percibir las transformaciones de su obra frente a las nuevas corrientes del arte, la relación con la realidad y las etapas de su producción se encuentra en un amplio conjunto de dibujos, bocetos, esbozos al óleo e incluso cuadros aparentemente independientes, que en realidad corresponden al largo proceso de trabajo sobre El Cristo del perdón, terminado en 1910 y que se encuentra en la Catedral Metropolitana de Medellín. El conjunto es todavía más amplio porque, en realidad, Cano pintó el cuadro dos veces; la primera versión, que había realizado en París, se dañó en el viaje de regreso en 1901 y el artista decidió recortar las partes mejor conservadas (entre las cuales se destaca la figura de Cristo con la cruz a cuestas del Museo de Antioquia); la segunda versión es más clara, con mayor presencia del dibujo, sin lugar a dudas menos académica y más modernista, como si quisiera desarrollar las influencias del Art Nouveau, que conocía muy bien como demuestran sus ilustraciones en la revista Lectura y Arte (1903-1906). Estudio para el Cristo del Perdón, de Francisco Antonio Cano en la Colección SURA, es uno de esos trabajos al óleo en el cual, de manera específica, estudia el personaje de un fariseo que habla con un soldado romano en el extremo derecho de la pintura. Corresponde, seguramente, a la versión de 1910. De hecho, el Museo de Antioquia conserva un estudio del mismo personaje que debe relacionarse con la primera pintura, más terminado, de fondo muy oscuro, con mayor contraste de luces y sombras, con rasgos y gestos diferentes a los que aparecen en la versión final. Salta a la vista que se trata de un modelo diferente al que aparece en el estudio del Museo de Antioquia lo que, más allá de la consideración de pequeños detalles, significa que para la nueva versión Cano buscó nuevos modelos; en otras palabras, no le parecía suficiente haber definido ya la estructura del cuadro, la ubicación y las actitudes de los diferentes personajes sino que sentía la necesidad absoluta de estudiarlos de nuevo a partir del natural: el contacto con lo real es para Cano una exigencia ética que no puede evitarse, ni siquiera con base en procesos previos. El personaje es corriente y moderno; lo que el artista descubre en él son los rasgos del rostro y sus gestos, captados con una velocidad que tiene características casi cinematográficas. Más adelante, en estudios posteriores debió introducir las vestiduras que, por supuesto, cubren parcialmente lo que antes había descubierto. En definitiva, si tenemos en mente la obra terminada, el Estudio para el Cristo del Perdón nos ofrece la oportunidad excepcional de aproximarnos a la metodología de trabajo de Francisco Antonio Cano y descubrir cómo se crea se crea la obra ante nuestros propios ojos.

Biografía del autor

Francisco Antonio Cano nació en Yarumal, Departamento de Antioquia, en 1865. El primer acercamiento al arte lo recibe de su padre, interesado en asuntos de escultura, platería, herrería, títeres y demás. A los 20 años en Medellín abre un taller para la enseñanza de la pintura; a comienzos de los noventa realiza los que son, quizá, los primeros paisajes colombianos. Crea esculturas no religiosas, por primera vez en la región. En 1897 se traslada a Bogotá donde sus exposiciones le hacen acreedor a una beca del Gobierno Nacional que le permite estudiar en París entre 1898 y 1901, en las academias Julian y Colarrosi. Tras su regreso a Medellín funda la revista Lectura y Arte, el mejor ejemplo de ilustración modernista en el país. Funda el Instituto de Bellas Artes de Medellín que dirige fugazmente en 1910. A año siguiente es nombrado director de Imprenta Nacional en Bogotá y, más adelante, profesor de la Escuela de Bellas Artes, cargo que ocupó hasta su muerte; fue director de la Escuela entre 1923 y 1927. Realizó la primera escultura en bronce que se fundió en Colombia (Atanasio Girardot, Medellín, 1909) y logró convencer al Gobierno Nacional de que él, un artista colombiano, podía realizar un monumento público (Rafael Núñez, Bogotá, 1922) que, por tanto, no debía encargarse a extranjeros. Mantuvo siempre una intensa actividad como pintor. Murió en Bogotá en 1935.

Carlos Arturo Fernández – Grupo de Teoría e Historia del Arte en Colombia, Universidad de Antioquia