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  • Beatriz Daza
  • Naturaleza Muerta,1968
  • Óleo /Tela
  • 80 x 80 cm
  • icono bandera Colombia

Reseña

La obra de Beatriz Daza da cuenta de su conocimiento de los procesos artísticos que llegan a ser mayoritarios, especialmente en el ámbito europeo de los años 50, marcados por la decisión de no limitarse a la discusión intransigente entre abstractos y figurativos que había caracterizado las décadas anteriores a la guerra. Por el contrario, en ese momento muchos artistas se plantean la necesidad de mantener una relación expresa con la realidad visible como punto de partida necesario de una obra de arte que, sin embargo, se manifiesta a través de formas y estructuras autónomas que no pretenden la representación exacta de las apariencias sino la manifestación de sus propias fuerzas y relaciones. El resultado es una cierta ambigüedad, buscada y consciente, entre figuración y abstracción, en la que se reconocen al mismo tiempo los valores poéticos del contacto con lo real, propios de la tradición, y los de formas y colores autónomos que las vanguardias habían contribuido a descubrir. En palabras de Pierre Francastel, es un arte “realista por los temas, y abstracto, con grandes horizontes, por la técnica”. Beatriz Daza desarrolla la mayor parte de su trabajo haciendo uso de la cerámica. Sin embargo, aunque su obra no se identificó nunca con la creación de las formas cerradas y monótonas que casi siempre encontramos en la cerámica artesanal, paulatinamente abandona la producción de objetos más o menos identificables y trabaja con fragmentos a partir de los cuales construye bodegones, insólitos y llenos de color; en ellos une, por una parte, el profundo disfrute que producen los materiales cerámicos, que son la tierra misma sometida a los rigores del fuego que todo lo transforma, y, por otra, la proximidad de lo real. También en las pinturas, que desarrolla a lo largo de todo su proceso creativo pero que se convierten en el hecho fundamental en 1968, su último año de vida, privilegia la creación de bodegones. Esta Naturaleza muerta, de 1968, revela la lectura que Beatriz Daza realiza de las discusiones cubistas acerca de los procesos analíticos y reductivos con los cuales se construyen las imágenes. Frente a las formulaciones más rigurosamente constructivas de Picasso, ella parece preferir los bodegones más pictóricos y coloristas de Georges Braque (aunque una afirmación así debe tomarse con precaución si se recuerda que Picasso y Braque afirmaban que a veces les resultaba difícil saber a cuál de los dos pertenecía determinada pintura). En este bodegón, los objetos se sobreponen, distinguiéndose apenas por los contrastes de color que se dan en un plano vertical, sin un espacio que respire entre ellos. Por lo demás, se trata de “un Braque” sometido a un proceso de reducción adicional en el cual los distintos elementos quedan convertidos en meros perfiles, como ocurre con las copas; o en formas geométricas como los “casi cuadrados” negros que, si se tienen en cuenta otras obras de la artista, quizá equivalgan a manzanas. El conjunto se completa con un carrito de juguete que, insólitamente, se mezcla con los planos de color que aluden a los objetos que, en general, componen los bodegones cubistas

Biografía del autor

Beatriz Daza nació en Pamplona, Departamento de Norte de Santander, en 1927. Realizó estudios de arte y decoración en la Universidad Javeriana de Bogotá entre 1945 y 1947; posteriormente completó su formación con diversos cursos en Estados Unidos, París, Roma y Barcelona. El regresar al país en 1958 empezó a presentar su trabajo como ceramista, en un contexto abstracto en el cual se destacaban las formas, los colores, las texturas, la fragmentación y el uso de collages. Obtuvo el primer premio en cerámica en el XV Salón Nacional, en 1963 con su obra Crisol para Prometeo. Fue profesora de cerámica en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional, en Bogotá. Paralelamente desarrolló trabajos de dibujo y pintura, con el mismo perfil de las composiciones en cerámica. Falleció a los 41 años de edad, en un accidente automovilístico en Cali, en 1968.

Carlos Arturo Fernández – Grupo de Teoría e Historia del Arte en Colombia, Universidad de Antioquia.