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  • Eugenio Landesio (1810 – 1879)
  • Paisaje de Roma,S.XX
  • Óleo /Cartulina
  • 20 x 29 cm
  • icono bandera México​

Reseña

«Paisaje en Roma» es una pequeña composición que probablemente Landesio trajo consigo a México. El cuadro revela las cualidades como paisajista, así como las modalidades estéticas que caracterizan su época y su medio. Desde el punto de vista compositivo, Landesio proyecta la amplia perspectiva combinando las líneas con las curvas extensas lo que confiere un movimiento interno que sumado con el perfilado de las figuras, logra romper con la monotonía visual. En lo cromático utiliza una suave entonación de luz dorada que actúa como elemento unificador entre los motivos del cuadro, y que transformada en una bruma cálida da la sensación de contemplar una escena armónica y reposada. Los principios formales de orden, composición, color e iluminación fueron elementos que definieron el estilo particular de Landesio.

Biografía del autor

Desde muy joven se trasladó a Roma, donde se inicia como platero. Su interés en la pintura lo lleva a estudiar con el paisajista francés Amadée Bourgeois y el húngaro Karol Markó, de quien llegaron varios óleos a México. Lo primero que cultiva Landesio es el paisaje histórico, con gran éxito, y es solicitado para pintar cuatro frescos en la Villa Borghese. En los años de 1853 y 1854, Eugenio Landesio, envía cuadros suyos a México para participar en la exposición de paisaje. En ese tiempo, el director de la Academia de San Carlos era Pelegrín Clavé, quien contempló, desde 1846, incluir dentro del programa académico la cátedra de «Paisaje, perspectiva y ornato» y es hasta 1855 cuando cobra significado gracias a la llegada del pintor y tratadista Eugenio Landesio, quien define y establece una enseñanza sistematizada del género, de acuerdo con las normas de estilo romántico. Entre los alumnos de Landesio están: Luis Coto, José Jiménez, Gregorio Dumaine, Salvador Murillo y desde luego José María Velasco, quienes de hecho inician la escuela de paisaje en el ámbito de la pintura nacional, siendo Velasco su culminación. Sus visitas al Popocatépetl y a las grutas de Cacahuamilpa lo llevan a realizar apuntes «in situ» que se publicaron en México en 1868. En 1873 se ve obligado a dejar la academia, al negarse a jurar las Leyes de Reforma. Paisajista extraordinario, incursiona también en otros temas, su «Autorretrato» nos ilustra la maestría que tenía en ese campo, los interiores como la «Sacristía del convento de San Francisco». Landesio enseñó a sus discípulos a contemplar la naturaleza de tal modo que encontraran su esencia. Con la vista debían sentir su textura, percibir su aroma y captar sus formas para que las obras que realizarán se apegaban a la realidad. El paisajista, según Landesio, debía de perfeccionar poéticamente la belleza ya implícita en la naturaleza.