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  • Raymundo Martínez (1938 - )
  • Volcanes Muertos,1967
  • Óleo /Tela
  • 80 x 170 cm
  • icono bandera México​

Reseña

En la obra Raymundo Martínez se refleja la maestría del pintor en la perspectiva. No se detiene ante el manejo libre del paisaje real, reinterpreta el espacio geográfico con particular desenvoltura. Otro de los elementos importantes que se aprecia es el buen manejo de los planos de fondo.

Biografía del autor

Ingresa en San Carlos y, aunque su estancia es corta, sale de allí con el firme propósito de pintar el entorno y dedicarse a plasmar la naturaleza. A partir de 1960 comienza a exhibir sus obras a través del organismo de promoción cultural de la Secretaría de Relaciones Exteriores en diferentes países de Centro y Sudamérica. En el Museo Universitario de Ciencias y Artes tiene su primera exposición individual y, posteriormente, es invitado por la Nacional Aeronautics Space Administration a pintar algunos cuadros. En 1973 presenta una muestra en el Palacio de Bruselas, Bélgica (hoy Banco) que viaja a Polonia, Belgrado y París y un año más tarde, exhibe en el By Museum, Copenhague con fama anticipada y éxito comercial, pues la Galería Misrachi se interesó en promoverlo. Raymundo realiza obra mayor tanto en instituciones oficiales como en la iniciativa privada, destacando por su propuesta técnica la que realiza para el Centro de Investigaciones de la UNAM en 1978. En 1981 retoma el grabado y su habilidad en el oficio lo lleva a fundar el taller Gráfico Pedregal donde se produce y edita obra de artistas mexicanos y extranjeros. Desde que el presidente Adolfo López Mateos (1958-1964), se convierte en su mecenas, eligiendo sus trabajos como obsequios a los jefes de estado que visitaron el país durante su sexenio, la obra de Raymundo Martínez se encuentra en embajadas de México y del mundo, así como en colecciones de personajes de la política nacional. El género de paisaje es lo que más le atrae a Raymundo, pintando grandes extensiones de terreno, como respuesta a la obra de José María Velasco y su escuela, añadiendo con frecuencia las enseñanzas del Dr. Atl. Martínez, a la usanza de Velasco, considera necesario recuperar la visión de los paisajes mexicanos que daban idea de unidad, lo que es acorde al nuevo proyecto de cultura nacional durante los años sesenta. Como artista subvencionado por el Estado, su labor consiste en realizar diferentes recreaciones del paisaje ideal para enaltecer ante el rápido crecimiento de la metrópoli.