Sembrar un jardín que sonría en el interior de la trepidante máquina urbana siempre será una utopía. La sede central de Suramericana en Medellín Colombia lo fue en su época y lo sigue siendo en la nuestra. Cuando en 1963, hace 60 años, los directivos de la compañía compraron varios lotes pantanosos en la Otra Banda de la ciudad. Su nueva sede decidió enraizarse en la tierra, emplazarse y crear un inédito oasis horizontal. Así, surgió un cinturón vegetal en una ciudad industrial en pleno desarrollo.
Después de seis décadas, la ciudad sigue disfrutando este refugio verde. La actual exposición quiere rendirle un homenaje tanto a este “Jardín de las delicias” como a otro que ha crecido en paralelo, y es igual de potente y vivo: la Colección de Arte de Sura. Los dos ámbitos, jardín y obras plásticas, se dan la cara en esta muestra. Así, la naturaleza entra a la sala y las obras de la colección que representan la naturaleza salen al jardín. Diálogos visuales que buscan visibilizar el encuentro arte-naturaleza, tan importante para SURA, una compañía que más allá de su misión empresarial, ha decidido ser, con igual entusiasmo, jardinera, coleccionista y promotora de la cultura en el país.